Toda relación funciona en una cierta distancia y una determinada frecuencia en el contacto.
Si la relación necesita espacio pero no se lo das, acabarás por saturarla.
Por el contrario, si necesita de más cercanía, de más intimidad, pero no se está dando, acabará por apagarse.
Cada relación tiene un límite de profundidad. No puedes forzarlo.
Quizá estás tratando, incluso con personas cercanas, con familiares; de llegar hasta un punto al que a la otra persona le resulta imposible llegar.
Quizá estás tratando, incluso con personas cercanas, con familiares; de llegar hasta un punto al que a la otra persona le resulta imposible llegar.
Y si te fijas, suele ser así. Pides demasiado. Esperas demasiado. Entonces la relación se desequilibra.
O quizás una relación te está pidiendo más… quizá te esté pidiendo un paso más. Si no das ese paso la relación no podrá tomar su propósito real y se quedará estancada.
Y una relación estancada es una relación que no prospera.
Tenemos que aceptar las limitaciones y situarnos a la distancia adecuada. Así la relación funcionará. Cumplirá su propósito aunque no sea el que esperabas.
Tenemos que aceptar las limitaciones y situarnos a la distancia adecuada. Así la relación funcionará. Cumplirá su propósito aunque no sea el que esperabas.
Una relación siempre es de dos. En la parte en donde hay más conciencia hay más responsabilidad, siempre.
Por eso mantente en la justa distancia. Es allí donde cada relación puede dar sus frutos. Por pocos que sean, los dará.
Si te acercas demasiado… si te alejas demasiado, dejará de funcionar. Perderá su auténtico potencial. Obsérvalo.
Si te acercas demasiado… si te alejas demasiado, dejará de funcionar. Perderá su auténtico potencial. Obsérvalo.
Hay un cierto punto, un cierto momento, en el que los dos se encuentran completamente cómodos.
Un punto en el que ambas partes pueden dar lo mejor de si mismos. Un punto en el que la relación se vuelve próspera y productiva.
Conocer y honrar ese equilibrio, aunque, en principio, no sea el que crees que debería ser, es auténtico respeto.
Saber cuál es la distancia adecuada en cada relación y respetarla es auténtico Amor.
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