Como ya todos sabemos, muchos de los utensilios para la hechicería derivaron de objetos de uso común hacia objetos de poder. No así la horquilla, la cual inicia como un cetro o un callado de poder, con la facultad de dirigir la energía cósmica.
Estas en su inicio eran hechas con varas gruesas y largas y con el cráneo de animales con cuernos, pues a estos se les atribuye la característica de poder captar la energía de los astros. En general se ocupaban cráneos de cabras, cimarrones o venados dispuestos en una vara de no menos de 1.50 m de alto.
Las horquillas que derivaron de estas, mucho menos funestas y con la practicidad de no delatar al brujo eran mucho menos complejas, normalmente una vara que en un extremo derivará en dos o más puntas, estas parecían rastrillos para la paja o podrían pasar por estos sin problemas.
En la actualidad son pocos los brujos que deciden hacerse de una horquilla pues la imagen de la vara mágica ganó mucho terreno en la brujería contemporánea, sin embargo en pueblos alejados los chamanes siguen haciendo uso de estas.
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